Pasar al contenido principal
x

La empatía puede ser debilitante. He aquí cómo convertir la empatía en acción.

A person in a mask looks toward camera

Siempre me han perseguido ciertos tipos de injusticias. Desde la fundación de Testigo a Testigo (W2W por sus siglas en inglés), ha habido muchas cuestiones de las que no me podido librar. En julio de 2019, escuché el testimonio de la profesora de derecho de la Universidad de Columbia, Elora Mukherjee, ante la Comisión de Supervisión y Reforma de la Cámara de Representantes, en el que describía historias de padres separados de sus hijos durante meses, sin ningún mecanismo para vincular a los padres/cuidadores con los niños con los que habían cruzado la frontera y, por lo tanto, sin ninguna forma de volver a reunir a las familias. Pensé en las veces que le había perdido el rastro a algún niño y en lo aterradora que había sido para mí esa hora de incertidumbre. Comprendí en mi cuerpo lo angustioso que sería eso si fueran semanas, meses o quizás años. Sentí que mi corazón se rompería. 

Pero no puede romperse. Habiendo escuchado a tantos proveedores a lo largo de mis décadas de apoyo a trabajadores de la salud y de servicios, sé que no soy la única que siente que a veces la empatía -esa cualidad tan esencial para todo el trabajo que hago, que hacemos- es la misma cualidad que me lastima. Y al mismo tiempo, sé que hay formas de echar mano de esa empatía en beneficio mío y de las personas que cuido. He aquí tres pasos para transformar la empatía en acción.

1. Apartar la experiencia personal de la situación a la que se está respondiendo. Al centrarme en lo que están experimentando los demás y no en lo que yo sentiría si estuviera en la situación de esa persona, disminuyo la angustia personal y los efectos inmovilizadores que se producen al imaginarme que estoy en el lugar de esa otra persona. Si bien puede ser imposible hacer eso todo el tiempo o por completo en un momento dado, es una meta a la que hay que aspirar.

2. Observar las sensaciones de nuestro cuerpo en busca de pistas para saber si nos estamos desregulando emocionalmente. Nuestro cuerpo nos da señales muy fiables para saber si lo que estamos escuchando, pensando y respondiendo excede nuestra capacidad de manejar la situación con eficacia. La mayoría de nosotros nos enviamos las mismas pistas la mayor parte del tiempo. Por ejemplo, es posible notar un ritmo cardíaco más rápido cuando el estrés está aumentando o notar una sensación de calor que sube desde el vientre hasta el cuello. Cuando el cuerpo nos da señales de que estamos alterados, es importante prestar atención. La toma de conciencia puede llevarnos a utilizar una de las muchas técnicas de conexión a tierra que nos ayudan a volver a regularnos y a recuperar la tranquilidad. Las técnicas de conexión a tierra pueden ser tan sencillas como poner los dos pies firmemente en el suelo; o inhalar profundamente, aguantar brevemente la respiración y luego exhalar más lentamente que cuando inhalamos; o mirar alrededor de la habitación y observar los diferentes colores que se pueden ver. Cuando estamos relajados, es mucho más fácil distinguir con qué debemos lidiar a nivel personal y qué es lo que le concierne a la otra persona.

3. Aprovechar la sabiduría de experiencias pasadas. Por último, a veces nos sentimos afectados al escuchar a otra persona, precisamente porque nos trae recuerdos de algo que es muy similar a lo que nos ocurrió y que fue perturbador o doloroso en su momento. Además de utilizar técnicas de conexión a tierra, podemos hacernos unas cuantas preguntas muy sencillas: A. ¿Me está ocurriendo esto ahora? B. ¿Estoy a salvo ahora? C. ¿He aprendido algo de mi experiencia que me permita ayudar a otra persona?

 

Cuando reducimos nuestra aflicción personal, es más fácil ser empático. Cuando somos empáticos, podemos pasar a la acción compasiva. Actuar con compasión evita que nos sintamos como testigos conscientes pero impotentes ante la situación, pues nos permite pasar a la acción empoderada en nombre de los demás. Cuando lo hacemos, descubrimos que nos ayudamos a nosotros mismos y a los que servimos. La empatía puede ser energizante; la compasión no tiene por qué resultar agotadora.

Para más información sobre la Dra. Weingarten y su programa Testigo a Testigo, y para acceder a diversos recursos sobre estrés, ansiedad, ser testigos y mucho más, visite: www.migrantclinician.org/witness-to-witness

 

 

 Email Us  Share with us on Facebook  Tweet Us  LinkedIn  LinkedIn  Click here to contribute

Got some good news to share? Contact us on our social media pages above.

Return to the main blog page or sign up for blog updates here.