El panorama de la migración, tanto en EE. UU. como en el resto del mundo, es mucho más complicado de lo que parece ser a primera vista. Factores como la mejora de la tecnología, las nuevas formas de comunicación rápidas y accesibles, el aumento de las desigualdades sociales, el cambio climático, el crecimiento de la economía mundial y la mayor facilidad de desplazamiento por el mundo prometen una complejidad aún mayor en el futuro. A medida que estos factores se aceleran y llegan a más rincones del planeta, la migración en el mundo y en EE. UU. cambia también. Los migrantes han empezado a trabajar en industrias y comunidades que por muchos años no dependían en gran medida de los trabajadores migrantes, como es el caso de la industria pesquera de salmón en Alaska, o la lechera en Wisconsin. A menudo, los nuevos migrantes no tienen experiencia en el área en el que han encontrado trabajo y sus empleadores no están preparados para informarles de los posibles riesgos de salud y seguridad asociados al trabajo de una manera lingüística y culturalmente adecuada. El aumento y los cambios en los patrones de migración, la llegada de migrantes a nuevas comunidades y su participación en nuevas formas de empleo -a menudo en empleos peligrosos- tienen efectos significativos tanto en la salud como en los riesgos de salud que asumen y en el manejo general de la salud de las poblaciones móviles.
Aunque gran parte de la atención se centra en el influjo de inmigrantes procedentes de los países en desarrollo del cono sur hacia los países más ricos del Norte, como EE.UU., la verdadera imagen de la migración muestra una red densa de desplazamientos: hay migrantes que van y vienen entre su país de origen y su país de adopción; trabajadores agrícolas que se desplazan varias veces al año dentro de un mismo país para seguir las oportunidades de trabajo estacional; nuevos inmigrantes que están dispuestos y son capaces de seguir presionando para llegar a nuevos lugares en busca de condiciones de vida más estables o mejores oportunidades. .